La Geología es la ciencia que estudia el planeta, analizando su aspecto interno y el externo, basándose en la composición química de sus minerales y rocas, su evolución, desarrollo, etc., para lo cual está dividida en varias ramas, algunas de las cuales pasamos a citar a continuación:
En ocasiones se puede requerir el apoyo de otras como la Climatología, Sismología, Geofísica, Geoquímica o la Ecología.
La Geología aporta a la Paleontología los conocimientos necesarios para la búsqueda de restos fósiles, por medio del conocimientos de las rocas que son susceptibles de contener fósiles, y su datación en la escala geológica atendiendo a su origen estratigráfico.
Otra división que podemos aplicar a la Geología es en cuanto a su campo de estudio, pudiendo distinguir las siguientes ramas:
Las rocas sedimentarias son con frecuencia muy ricas en fósiles, y están muy repartidas sobre la superficie terrestre. Se forman como consecuencia de la acumulación y compactación de los sedimentos procedentes de la erosión de otras rocas anteriores, a lo largo de millones de años. El agua, la evaporación, el viento, etc., son los agentes mecánicos que destruyen las rocas antiguas y provocan la sedimentación y formación de nuevas rocas, que sirviendo de lecho a los seres vivos, facilitan la formación de fósiles a lo largo del tiempo.
Algunos tipos de rocas sedimentarias que podemos encontrar son:
La importancia de estas rocas radica en la información que nos proporcionan a través de los fósiles que contienen, información que a su vez es válida para la reconstrucción de los hábitats y los seres vivos del pasado.
Las rocas metamórficas son las que se han formado a partir de otras rocas originales, es decir, rocas ya existentes en el interior de la Tierra, que debido a la presión, la alta temperatura y la intervención de ciertos elementos químicos, se transforman en nuevas rocas.
Sus principales características son:
Los principales tipos de rocas metamórficas son las pizarras, los esquistos y el gneis.
Generalmente las rocas metamórficas no contienen fósiles, si bien a modo excepcional se pueden encontrar fósiles en las pizarras, que son rocas metamórficas de grano fino, formadas a partir de la metamorfosis de rocas sedimentarias arcillosas. Gracias a haber sido formadas a baja temperatura y presión, permiten la conservación de fósiles. Se caracterizan por la facilidad de partirse en láminas. Su procedencia de fangos de grano muy fino, hace que los fósiles que contienen suelan presentar sus características con gran detalle.
El principio de superposición de los estratos, es también conocida como "Ley Steno", pues fue defendida por este científico danés durante el siglo XVII. Es una forma de entender el origen y la edad relativa de los estrados formados por rocas sedimentarias.
Según Niels Steensen (Steno), las rocas y los minerales contenidas en un fluido, como pudiera ser el mar, se depositan sobre el fondo formando capas horizontales, de modo que cualquier desviación en la horizontalidad de esas capas, ha sido debida a posteriores perturbaciones, como los movimientos orogénicos. De este modo, las capas habrían ido depositándose a lo largo del tiempo, una sobre la anterior. Por lo tanto, las capas más profundas serían las más antiguas, y las más superficiales serían las más modernas. Hay que tener en cuenta que este principio puede quedar trastocado en el momento en que se producen pliegues y cabalgamientos que modifican el orden de los estratos.
Los clavos dorados, límites entre unidades estratigráficas |
Los "clavos dorados" son unos indicadores concedidos por la Comisión Estratigráfica Internacional (ICS) para establecer como referencia en el paso entre dos periodos geológicos o sus divisiones estratigráficas. Quedan definidas a nivel global, y generalmente se configuran en base a los estudios paleontológicos del estrato. Se colocan en la parte inferior del estrato correspondiente.
Para establecer los límites entre periodos o pisos geológicos, se utiliza el hallazgo de fósiles guía, los cuales tienen un reducido espacio temporal.
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