Geología


 

La Geología es la ciencia que estudia el planeta, analizando su aspecto interno y el externo, basándose en la composición química de sus minerales y rocas, su evolución, desarrollo, etc.,  para lo cual está dividida en varias ramas, algunas de las cuales pasamos a citar a continuación:  

  • Tectónica. Es la que estudia la corteza terrestre, y el movimiento de sus continentes, a través de las placas tectónicas.
  • Estratigrafía. Es la que se encarga de interpretar la historia de la corteza terrestre a través del estudio y ordenamiento de sus estratos.
  • Geografía. Es la que se dedica al estudio del planeta Tierra, tal y como es actualmente. Se encarga de analizar sus características a través de su división por razones humanas (geografía política), sus recursos  o sus accidentes naturales.

 

En ocasiones se puede requerir el apoyo de otras como la Climatología, Sismología, Geofísica, Geoquímica o la Ecología.

 

La Geología aporta información fundamental para la búsqueda y estudio de los fósiles
La Geología aporta información fundamental para la búsqueda y estudio de los fósiles

 

La Geología aporta a la Paleontología los conocimientos necesarios para la búsqueda de restos fósiles, por medio del conocimientos de las rocas que son susceptibles de contener fósiles, y su datación en la escala geológica atendiendo a su origen estratigráfico.

 

Otra división que podemos aplicar a la Geología es en cuanto a su campo de estudio, pudiendo distinguir las siguientes ramas: 

  • Geología física: Es la que estudia los materiales que componen la Tierra, y los procesos que sufren a lo largo del tiempo. De este modo tenemos la mineralogía, que estudia los minerales, y la petrología, que estudia las rocas. 
  • Geología histórica: Es, por su parte, la que estudia y nos enseña la evolución que ha tenido la Tierra, analizando los cambios sufridos a lo largo de millones de años. Para ello se apoya en la estratigrafía, para estudiar el orden cronológico de los estratos, y la paleontología, para estudiar los fósiles que dichos estratos contienen. 

 

Rocas sedimentarias

 

Las rocas sedimentarias son con frecuencia muy ricas en fósiles, y están muy repartidas sobre la superficie terrestre. Se forman como consecuencia de la acumulación y compactación de los sedimentos procedentes de la erosión de otras rocas anteriores, a lo largo de millones de años. El agua, la evaporación, el viento, etc., son los agentes mecánicos que destruyen las rocas antiguas y provocan la sedimentación y formación de nuevas rocas, que sirviendo de lecho a los seres vivos, facilitan la formación de fósiles a lo largo del tiempo. 

 

Algunos tipos de rocas sedimentarias que podemos encontrar son:

 

  • Calizas:  Están compuestas principalmente por carbonato cálcico, generalmente en forma de calcita, aunque también pueden tener otros carbonatos como la magnesita. Se depositan en los mares cálidos y poco profundos, como las plataformas continentales. Suelen contener fósiles con bastante frecuencia. Son bastante abundantes dentro de las Zonas Externas de la Cordilleras Béticas.
  • Margas: Son un tipo de roca sedimentaria que se compone principalmente de calcita y arcilla. El predominio de la calcita le confiere el característico color blanquecino, aunque puede tener variaciones a tonos amarillentos, u ocres, dependiendo de la composición general de los minerales que contiene. Se formaron en entornos marinos o lacustres, y son muy abundantes en las montañas del Mesozoico, principalmente de las Zonas Externas de las Cordilleras Béticas. Las margas del Cretácico Inferior, suelen contener fósiles de ammonites limonitizados. 
  • Areniscas: Es una roca sedimentaria de tipo detrítico. Es una de las rocas sedimentarias más comunes. Están formadas por sedimentos de tipo grano (arena), que quedan compactados a través de un carbonato cálcico a modo de cemento. 

 

La importancia de estas rocas radica en la información que nos proporcionan a través de los fósiles que contienen, información que a su vez es válida para la reconstrucción de los hábitats y los seres vivos del pasado. 

 

Rocas metamórficas

 

Las rocas metamórficas son las que se han formado a partir de otras rocas originales, es decir, rocas ya existentes en el interior de la Tierra, que debido a la presión, la alta temperatura  y la intervención de ciertos elementos químicos, se transforman en nuevas rocas. 

 

Sus principales características son:

  • Los principales factores que han intervenido en las formación de las rocas han sido la alta presión y alta temperatura
  • Se han producido cambios respecto de la roca original, presentando nuevas texturas y nueva composición mineralógica
  • Presentan foliación, que significa que sus minerales se han alineado de manera que su aspecto es de láminas (hojas).

Los principales tipos de rocas metamórficas son las pizarras, los esquistos y el gneis. 

 

Generalmente las rocas metamórficas no contienen fósiles, si bien a modo excepcional se pueden encontrar fósiles en las pizarras, que son rocas metamórficas de  grano fino, formadas a partir de la metamorfosis de rocas sedimentarias arcillosas. Gracias a haber sido formadas a baja temperatura y presión, permiten la conservación de fósiles. Se caracterizan por la facilidad de partirse en láminas. Su procedencia de fangos de grano muy fino, hace que los fósiles que contienen suelan presentar sus características con gran detalle.  

 

Principio de superposición de los estratos

 

El principio de superposición de los estratos, es también conocida como "Ley Steno", pues fue defendida por este científico danés durante el siglo XVII. Es una forma de entender el origen y la edad relativa de los estrados formados por rocas sedimentarias. 

 

Según Niels Steensen (Steno), las rocas y los minerales contenidas en un fluido, como pudiera ser el mar, se depositan sobre el fondo formando capas horizontales, de modo que cualquier desviación en la horizontalidad de esas capas, ha sido debida a posteriores perturbaciones, como los movimientos orogénicos. De este modo, las capas habrían ido depositándose a lo largo del tiempo, una sobre la anterior. Por lo tanto, las capas más profundas serían las más antiguas, y las más superficiales serían las más modernas. Hay que tener en cuenta que este principio puede quedar trastocado en el momento en que se producen pliegues y cabalgamientos que modifican el orden de los estratos.